Planteo una serie de metas en mi camino docente, como la de
ser un buen profesor. Esto requiere de un desarrollo personal y profesional
continuo que nos haga mejores personas y profesionales de la educación. Una
tarea que no tiene fin y que se debe ir alimentando con formación, con el trabajo
entre compañeros, aprendiendo de otros y
con la propia experiencia.
Mi esfuerzo se encamina por alcanzar
aprendizajes significativos en mis alumnos. Creo que ese buen profesor
debe preocuparse por el grado de aprendizaje de sus alumnos cerciorándose
de que las metodologías utilizadas son las más adecuadas para ese grupo, manteniendo
un diálogo continuo con el alumno,
creando un feedback necesario para la regulación de los procesos de
enseñanza. Y a su vez generar en el alumno/a procesos metacognitivos que le
hagan responsable de su propio proceso de aprendizaje.
Apuesto por crear ambientes agradables de trabajo con respeto,
participación y honestidad. Intento trabajar a la luz de diferentes metodologías,
como el trabajo cooperativo que acercan al alumno a situaciones reales y donde
se generan situaciones de ayuda, reflexión, debate… experiencias muy
enriquecedoras para un aprendizaje sólido.Intento motivar a los alumnos,
bajo el deseo de que visualicen la importancia de las Ciencias, que no
sólo les serán útiles en su desarrollo profesional sino también en el personal.
Mi filosofía nace al margen de
esos procesos de enseñanza transmisivos y unidireccionales que generan la
memorización de contenidos por parte del alumno/a que terminan por olvidar. Hay que conseguir que el alumno/a se de cuenta que
con lo que estas enseñando tiene la posibilidad de resolver un problema o
entender una problemática y dar soluciones, damos así con la clave de un
aprendizaje auténtico que permanece.
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